La historia de los relojes Rolex , una marca de larga tradición relojera y cómo su maquinaria cambió la forma de ver la hora.
La historia de los relojes Rolex es tan fascinante como la maquinaria que tiene el corazón de los relojes. La marca se dispuso a retar a los elementos y lo consiguió.
El 2 de julio de 1908, Hans Wilsdorf presenta y registra oficialmente la marca «Rolex» en Suiza. Un golpe maestro que iba a condicionar todo el éxito futuro de la empresa.

LA HISTORIA DE ROLEX Y EL INICIO DE UN GRAN CAMBIO
La historia de los relojes Rolex da comienzo a principios de la década de 1900. Nacido en Baviera, Hans Wilsdorf da sus primeros pasos en el universo relojero en La Chaux-de-Fonds, Suiza.
En una época en la que los relojes de bolsillo eran la norma, él se percata del gran interés que representa el reloj de pulsera en ese naciente siglo XX, aun cuando éste todavía es poco preciso y se considera ante todo una joya esencialmente femenina.
Con su talento visionario y su excepcional capacidad para abarcar todos los dominios de actividad marcó, durante más de cincuenta años al mando de la empresa, los hitos fundamentales de una aventura que ha dado origen a relojes de excepción, así como a una marca sin igual.
Hoy en día, su personalidad y su obra continúan siendo una fuente de inspiración para la compañía y arraigando su cultura de empresa.
Su impronta se encuentra tanto en la estética y las características fundamentales de un producto que se mantiene fiel a sus orígenes, como en la capacidad de Rolex de valerse de su formidable legado para proyectarse sin descanso hacia nuevos horizontes.

¿POR QUÉ SE LLAMA ROLEX?
Hans Wilsdorf, auténtico visionario, era una persona muy avanzada a su tiempo en materia de propiedad intelectual.
Con sus tres consonantes y sus dos vocales, la palabra «Rolex» realmente responde de forma destacable a todos los criterios que, todavía hoy, conforman el éxito de una marca.
Las condiciones que se impuso Wilsdorf en la elección del nombre «Rolex» son de una sorprendente modernidad. Quería un nombre que indicara lo siguiente:
- Corto, de cinco letras como máximo;
- Fácilmente pronunciable en todos los idiomas;
- Que suene bien al oído;
Fácil de memorizar; - Que se inscriba con armonía sobre la esfera y el movimiento del reloj.
Hans Wilsdorf barajó diversas soluciones antes de dar, un día, por casualidad, con la inspiración que necesitaba:
“Intenté realizar todas las combinaciones posibles con las letras del alfabeto y el resultado fue que, al cabo de cierto tiempo, tenía cientos de nombres a mi disposición, pero ninguno de ellos me satisfacía”, recordaría 50 años más tarde en un discurso.
Después de una epifanía escribió la marca «Rolex», registrada posteriormente en Suiza de forma oficial. En 1913, se produjo la presentación y registro de la marca «Rolex» en el plano internacional.

PRECISIÓN Y HERMETICIDAD
No se puede hablar de la historia de los relojes Rolex sin hablar de innovación y precisión en la alta relojería. Con el tiempo Wilsdorf se instala en Londres, por entonces capital económica y financiera del mundo.
En 1905 funda, junto a su socio, la compañía Wilsdorf & Davis, especializada en la comercialización en Gran Bretaña y todo el Imperio Británico de relojes de pulsera cuyos componentes son fabricados por sus asociados suizos, escogidos por su savoir-faire.
Entre ellos figura la Maison Aegler, en Bienne —que se convertirá posteriormente en la Manufacture des Montres Rolex S.A.—, la única capaz, en su opinión, de fabricar los movimientos que necesita para sus relojes de pulsera, que han de ser de pequeño tamaño al tiempo que precisos.
Testigo del fulgurante auge del ocio y la práctica deportiva, Wilsdorf quiere demostrarle a un público todavía escéptico que reloj de pulsera y una precisión cronométrica son compatibles. Su búsqueda en este sentido se traduce enseguida en un rotundo éxito.
En 1910, un reloj de pulsera Rolex obtiene el primer certificado de cronometría del mundo jamás otorgado a un reloj de ese tipo por la Oficina de Control del Funcionamiento de Relojes de Bienne (Suiza).

EL PRIMER RELOJ DE PULSERA HERMÉTICO
Con los logros de la década del 10 a cuestas el siguiente reto de la marca era llevar los relojes al límite de lo conocido por el hombre.
En 1926, los avances de Wilsdorf en el terreno de la hermeticidad tienen su fruto con la invención del Oyster, primer reloj de pulsera hermético del mundo gracias a su caja dotada de un inteligente sistema patentado de bisel, fondo y corona enroscados.
Sellado herméticamente, ofrece una protección óptima del movimiento.
Gracias al Oyster y a su concepto totalmente innovador de caja hermética, Rolex entra de lleno en la historia relojera. Al «saber hacer» que demuestra Hans Wilsdorf se une su agudo sentido de la comunicación, lo cual da un formidable impulso a la compañía.
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