Ahorra, o mejor aún, invierte, para vivir tranquilo. El futuro está más cerca de lo que crees y debes poder encararlo.
Apégate a un presupuesto
«Calcula un promedio mensual de tus ingresos fijos y esporádicos para cotejarlo con la suma de todos tus gastos y destina mínimo el 10% del ingreso al ahorro, pero anótalo como un gasto por default«, aconseja Sergio Gil. De esta manera tendrás recursos extras para cuando te quedes sin trabajo, sufras alguna enfermedad grave o un acontecimiento inesperado requiera cierto desembolso, sin afectar tu presupuesto de manera drástica.
Comprométete con inversiones y seguros totales
Compara los rendimientos históricos de las operadoras de fondos de inversión y bancos. «Solicita a un asesor que te ayude a definir tus necesidades y tolerancia al riesgo. Es bueno tener una alta participación en instrumentos de deuda», nos recomienda Sergio Gil, editor de El Inversionista.
Reduce tus gastos
Elabora un presupuesto personal o familiar que te permita conocer cuáles son las partidas en las cuales gastamos más, y analizar si puedes recortarlas o eliminarlas.
Haz un buen destino del saldo
Una vez elaborado el presupuesto, debes planificar un buen destino al saldo resultante. Procura que sea entre el 10% y 20% de tu ingreso total. Puedes dividir el monto de este saldo y darle diferentes destinos, como destinar un porcentaje a una cuenta de jubilación, otro a una cuenta de ahorros, y otro porcentaje a una bolsa de inversión.